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¿Estás pensando en realizar un préstamo entre familiares y no sabes cómo hacerlo para evitar problemas en el futuro? En este artículo te contamos qué pasos debes seguir y cómo reflejar las condiciones del préstamo adecuadamente.
Prestar dinero a un familiar puede ser un tema delicado, y es habitual que surjan problemas derivados de esta práctica. Por ello, hay que tener claro cuál es la mejor fórmula para efectuar un préstamo entre familiares sin que haya, posteriormente, problemas fiscales.
En el caso de que un familiar o un amigo cercano necesite dinero en un momento determinado, muchos no dudamos en hacer un préstamo para ayudarle. Sin embargo, esta buena acción puede tener consecuencias negativas de cara a Hacienda si no se efectúa correctamente y siguiendo los cauces habilitados para ello. De hecho, la Agencia Tributaria realiza un especial seguimiento de este tipo de préstamos, que son bastante frecuentes. La clave principal para evitar problemas es distinguir claramente un préstamo de una donación, puesto que no tienen el mismo tratamiento fiscal a la hora de hacer la declaración de la renta.
Un préstamo requiere una devolución posterior del dinero que se ha dejado, con o sin intereses. Legalmente, es una figura reconocida como parte del impuesto de transmisiones patrimoniales. En cambio, una donación es un “regalo” de una persona a otra, sin que sea imperativo recuperar ese dinero. En este caso, es obligatorio abonar el impuesto de sucesiones y donaciones correspondiente. Por tanto, las implicaciones fiscales cambian en función de si hacemos un préstamo o una donación, y ese es el motivo principal por el que debemos conocer todas las claves para efectuar un préstamo a un familiar.
La realización de un préstamo a un familiar o a un amigo se engloba dentro de la figura de préstamos entre particulares. Tal y como avanzamos en el punto anterior, es una figura que forma parte del impuesto de transmisiones patrimoniales. Concretamente, en la modalidad TPO (transmisiones patrimoniales onerosas). Es decir, está sujeto a un impuesto determinado que debes declarar a la hora de presentar la autoliquidación en el IRPF. Está exenta de tributación, pero debe declararse para evitar que Hacienda pueda considerarlo una donación. Es decir, no conlleva ningún coste extra, pero debes comunicar a la Agencia Tributaria que has recibido dicho préstamo. La manera de declarar este tipo de préstamos es sencilla, y consiste, básicamente, en completar el modelo 600.
La formalización de un préstamo entre personas físicas conlleva determinados requisitos que se deben cumplir obligatoriamente:
La regulación de los préstamos entre particulares es la misma que la que afecta a los préstamos bancarios, por lo que las condiciones de dicho préstamo, aunque se acuerden a título particular, tienen que reflejarse en un contrato vinculante. Este contrato, que puede ser público o privado, debe reflejar, como mínimo, los siguientes datos:
Por otro lado, es importante tener en cuenta que es imperativo declarar el préstamo a la Agencia Tributaria en un plazo máximo de un mes a partir del día siguiente del día de la firma del contrato y a la recepción del dinero. Para ello, el prestatario (quien recibe el dinero), debe completar el modelo 600 y llevarlo a una Delegación de Hacienda de la comunidad autónoma en la que resida.
No hay un límite máximo establecido a la hora de efectuar un préstamo a un familiar, más allá de la cuantía máxima que pueda ofrecer el prestamista según su nivel de solvencia. Aun así, y dado que no conlleva ningún coste adicional la formalización del préstamo, que no es necesario hacer ante notario, es conveniente reflejarlo en cualquier tipo de préstamo para evitar problemas futuros.
En teoría, las obligaciones contractuales de los préstamos entre familiares son las mismas que las que se suscribirían con una entidad bancaria. Así, si el prestatario no devuelve el dinero al prestamista, este podría iniciar acciones legales para reclamarlo. No obstante, el componente de vínculo familiar actúa como un freno en muchas ocasiones, y lo que suele suceder es que el prestamista lo deja pasar. Por tanto, para evitar este tipo de situaciones en las que el componente afectivo puede suponer un perjuicio para una de las partes, es recomendable acudir a una entidad financiera de confianza para pedir un préstamo. En Grupo Caja Rural disponemos de una amplia variedad de opciones entre las que puedes escoger, con condiciones flexibles y ventajosas en la devolución. Y, si necesitas asesoramiento individualizado porque no sabes las diferencias entre pedir un crédito y un préstamo, puedes acudir a cualquiera de nuestras oficinas en el momento que desees.